El mal hábito de querer quedar bien
Hume
8/25/20233 min read
Y si, cada vez estamos en una interacción con alguna mujer o grupo de mujeres y nos está yendo relativamente bien (al menos son receptivas), aparece ese bichito dentro de nuestras cabezas que no dice algo como: “Uy lo estoy haciendo bien, tengo que mantener su atención”. Recuerdo que un viejo amigo llegó a comparar la interacción con una mujer (en una cita por ejemplo) con la de un equilibrista: “debo mantener la atención de la mujer a toda costa y cualquier movimiento un paso en falso me llevará al desastre o peor, a la indiferencia de ella o ellas.” Aclaro que tanto el paradigma del equilibrista como otros paradigmas limitantes no llevarán a tener resultados no muy satisfactorios. Ojo, con esto no digo que no haya resultados positivos (de hecho la persona que uso la analogía del equilibrista gozaban de un éxito considerable), solo digo que se podrían obtener mejores resultados si partimos de ideas más constructivas. En este sentido, sugiero la lectura del artículo "Como encarar la salida: saber mentalizar un marco positivo". Allí se ejemplifica lo que se consideran las mentalidades positivas que nos ayudan, no solo a mejorar nuestras interacciones, sino a sentirnos mejor (entrar en “State” como se le llama). Siempre hay que recordar que las palabras crean realidades. La forma en la que nos hablamos y le hablamos a los demás influye en la forma en la que construimos la realidad en la que vivimos. En ese sentido también sugiero la lectura del artículo "Sobre juego interno" en el cual se habla de ello.
En fin, tanto nos preocupamos por agradar, impresionar o mantener esa chispa de atención que hemos “ganado”, que nos volvemos esclavos de la atención, tratando de saciar nuestra sed con gotas de aprobación. Como está muy bien explicado en el “Juego físico”:
“Debido a la presión para caer bien en situaciones sociales, uno siente que los ojos del resto están sobre uno, juzgando cada una de nuestras acciones todo el tiempo. Esta idea cruza por nuestras mentes cada tanto, y en ocasiones llega a ser lo único en lo que pensamos. Tratar de agradar en cada grupo crea una cantidad inmensa de presión a la hora de comenzar conversaciones con desconocidos. Uno obtiene la sensación de fracaso si no logra ser aceptado. Y nada podría ser más errado. Si tu estado (buenas emociones, pasión y entusiasmo para encarar) depende de si la chica reacciona positivamente, vas a estar caminando por la cuerda floja cada noche. Tu estado emocional va a subir y caer repetidas veces, saboteando tu propia práctica.”
Precisamente, como no podemos controlar lo que ocurre afuera de nosotros, nuestro estado emocional dependerá de factores ajenos a uno. Si hace un lindo día estoy feliz, si llueve estoy triste, si tal chica es receptiva estoy contento, si me ignora me deprimo. El primer paso para crear una mentalidad de abundancia es, precisamente, crear nuestra propia realidad y, para ello, debemos ser conscientes de que, si bien no podemos controlar lo que ocurre afuera, si podemos controlar nuestros pensamientos y, precisamente, son ellos los que, en última instancia, forjan nuestras creencias. Pensamientos negativos e inútiles forjarán creencias negativas y limitantes, pensamientos positivos y constructivos forjarán creencias de abundancia.
“Debes dejar de buscar controlar las emociones de los otros. Son de ellos; no te pertenecen. Uno no las causa ni tiene nada que ver con ellas. Si una chica tiene una mala noche, va a tratar mal a cualquiera que se le acerque a hablar. ¿Qué te hace pensar que en tu caso debe actuar diferente? En todo caso, es ella la que está de mal humor, no uno. Así que no podemos sentirnos responsables de sus emociones y sentimientos. La aprobación debe provenir del interior, no de una validación externa. Uno debe estar convencido de las propias acciones, adjudicándose calificaciones máximas por el simple hecho de abordar. Debes sentirte bien por haberte puesto en una situación social, independientemente de los demás.” (Extraído de “El juego físico” de Ozzie).