Como seducir a una mujer en 10 minutos
Hume
10/6/20234 min read


Parece algo difícil de creer, pero todos hemos conocido, por lo menos una vez en nuestra vida, a uno de esos seductores naturales que quiebra la voluntad de cada mujer que se atraviesa por su camino. Le basta solo una mirada intensa, un par de palabras al oído y un exquisito manejo de sus manos para que la mujer lo mire con deseo y esté dispuesta a hacer una locura.
¿Qué es lo que tienen estos especímenes que parecen no ser de este planeta? Conocen a la perfección la mente de la mujer, y su conocimiento es tal saben que tocando los botones adecuados descaderarán un mar de emociones que harán que la mujer se excite de forma absurda.
Precisamente, como lo afirma el psicólogo Heriberto Cruz, "los seductores son personas que comprenden el tremendo poder que contienen esos momentos de entrega. Dominan por instinto, y mediante la práctica del arte de hacer que los demás se enamoren."
¿Cómo miran a una mujer? Utilizan el contacto visual directo e intenso, casi amenazador. ¿Acaso no has oído que el amor entra por los ojos? Cuando miras fija y directamente a los ojos de alguien, su cuerpo produce sustancias químicas que despiertan un estado de excitación que puede derivar en repulsión o temor, y bien manejado, en la sensación de atracción o estar enamorado.
"Por alguna razón, su mirada firme me confunde y me excita. Pero en sus ojos se distingue un brillo perverso (…) Pero estoy aquí sentada, incómoda, muerta de vergüenza ante la mirada penetrante de este hombre (…) sintiéndome incomoda frente a su penetrante mirada (…) Su mirada es intensa y su atisbo de sonrisa ha desaparecido.
De pronto siento que unos extraños músculos me oprimen el estómago. Aparto los ojos de su mirada escrutadora y me contemplo los nudillos, aunque no los veo. ¿Qué está pasando? Tengo que marcharme ahora mismo." (Extraído de: “Las cincuenta sombras de Grey").
¿Qué le dicen al odio? Las frases más sexuales posibles, utilizando el lenguaje de una novela erótica combinado con una pizca de humor. Es lógico, si una mujer se excita leyendo novelas rosas, ¿por qué no utilizar el lenguaje de dichas novelas para excitar a una mujer? ¿Cómo se los dicen? En tono hipnótico, con registro bajo y en forma lenta y pausada.
"Me habla al oído con voz áspera, dura y salvaje, y exploto mientras bombea rápidamente dentro de mí."
Por último, y tal vez lo más importante: mientras ella está perdida en sus ojos y se distrae escuchando sus dulces y sexuales palabras, él la agarra, la toma de la cintura baja y comienza a acariciar su espalda lenta y suavemente. Ella no lo nota.
Está distraída escuchándolo y observando su impasible mirada. Él la mira como un lobo antes de comerse a su presa. Ella siente miedo, pero eso la excita. Y, para cuando se da cuenta, el movimiento de sus manos que acarició su espalda llevó su líbido al máximo. Ya no importa más nada. Ella quiere perder el control, entregarse.
El párrafo anterior, además de describir cómo funciona el proceso de seducción natural que utilizan los seductores para lograr en unos minutos lo que otros hombres tardan horas e incluso días en lograr, también expresa una idea fundamental que implica el fenómeno de la atracción: el deseo de perder el control. Sí, la idea de perder el control, de dejarse llevar e incluso dejarse dominar excita a las mujeres de forma absurda.
La fantasía de ser rescatadas (secuestradas) de un mundo aburrido, mundano y gris y ser llevadas a un mundo de aventuras, pasión y emociones desenfrenadas está en la mente de cada mujer, desde la más libidinosa hasta la más conservadora. No por nada la literatura rosa (destinada casi exclusivamente para las mujeres) utiliza este recurso para llevar a las lectoras a un estado de excitación absoluto.
Si observamos la narrativa del más exitoso exponente del género "Las cincuenta sombras de Grey", veremos que basa su atractivo, precisamente, en "elevar lo cotidiano a la categoría de lo extraordinario" utilizando un lenguaje preferentemente sensorial y kinestésico (como precisamente está escrito el párrafo precedente).
"Nuestros dedos se rozan un segundo, y ahí está de nuevo la corriente, que me recorre como si hubiera tocado un cable suelto. Jadeo involuntariamente al sentirla desplazándome hasta algún lugar oscuro e inexplorado en lo más profundo de mi vientre. Intento desesperadamente serenarme."
En este sentido, es muy útil analizar la forma en la que el personaje de Christian Grey fue construido por la autora de la novela. Este personaje, descrito desde el punto de vista de la ingenua e inocente (por lo menos al comienzo del libro) Anastasia Steele, representa de alguna forma el arquetipo del seductor universal.
En él se combina una serie de cualidades que despiertan el interés de la mayoría de las mujeres. Es seguro, dominante, misterioso y algo frío a primera vista, pero en el fondo es sensible, atento, tierno y protector. En realidad, su naturaleza no es malévola, pero su bondad está cubierta por una capa de frialdad debido a un pasado tormentoso. En el fondo, es un pobre ser torturado que lucha contra su naturaleza esquiva, ya que en el fondo es bueno.
Y ella lo sabe y quiere ser la única que pueda sacar lo mejor de él, nutrirlo y abrigarlo como si fuera un niño pequeño. Porque si lo logra hacer, él la recompensará amándola para siempre. Y sí, ¿qué mujer no se enamoraría de semejante energúmeno? Adicionalmente, sus "gustos" son exóticos y encima le propone aventurarse en un mundo desconocido para ella, donde placer y dolor se vuelven uno. Ella, gracias a él, da un salto de lo mundano a lo perversamente extraordinario.